miércoles, 2 de abril de 2014

Del populismo militar al populismo militante

Aniversario de la Guerra de Malvinas

La Guerra de Malvinas fue un crimen de estado cometido principalmente contra aquellos que fueron a luchar a las islas, además de generar daños a la estructura social y económica del país.


La decisión de ir a la guerra no tuvo nada que ver con una estrategia militar de recuperar las islas. El motivo principal era ganar apoyo popular para una dictadura cuya imagen en la sociedad iba en picada desde hace ya rato.

El apoyo de parte de la sociedad al golpe de estado de 1976 con la esperanza de traer al menos orden y paz duró poco. Las torturas, los desaparecidos y el mal desempeño económico fueron algunas de las principales causas para que solo quedarán unos pocos apoyando la locura militar. Esta locura llevó a que en 1982 se ordene recuperar las Malvinas, no vía diplomática, sino militarmente.

Los documentos de inteligencia muestran que la esperanza de los militares era que los ingleses no hagan nada luego del desembarco; pero esta no fue la realidad y vino la guerra.

Una guerra estúpida. El populismo militar.

Aquel famoso discurso de Leopoldo Fortunato Galtieri, el 10 de abril de 1982 ante una plaza colmada es una imagen muy dura, que para una persona criada en la democracia es muy difícil de ver. Millones de argentinos aplaudiendo al líder de una dictadura que secuestraba, torturaba, mentía y ahora, pedía una guerra contra una potencia militar.

Duele saber que guiados por sentimientos típico de cancha de fútbol, millones salieron a apoyar el conflicto. La estrategia populista tuvo un éxito que duro poco, conforme a como se fue desatando la guerra. Perdida esta, perdido el gobierno militar. Y luego sí, las críticas contra Galtieri.

Quizás una de las pocas cosas positivas de la Guerra de Malvinas fue que aceleró el retorno de la democracia.
Ir a la plaza no era apoyar a las tropas. Apoyar a las tropas es una cosa y apoyar la guerra es otra. El mejor apoyo a las tropas hubiera sido oponerse a la guerra.

El trato que recibieron los soldados completó otro crimen de la dictadura militar.


¿Como pinsa alguien que impactará en su bienestar si Argentina hoy le declara la guerra, digamos no al Reino Unido, sino a Chile o Brasil (por más justa que sea la causa)?

La respuesta es que estará peor. Una guerra implica grandes gastos militares, que podrían ir a otros lados. Implica que el mundo te va a dejar solo, dejarás de recibir inversiones, generarás daños que costarán años en mejorar. Forzarás a pensar que hacer patria es disparar contra otra persona, contra otro país. Hacer patria es otra cosa, no es flamear una bandera. En un país en crisis, en un país en desarrollo hacer patria es hacer que tu vecino sea un mejor ciudadano, es cuidar los bienes, es cuidar el presente y buscar un futuro mejor para las próximas generaciones.

Entre los beneficios de la paz en un país en desarrollo también está el económico (si es aprovechada). 


Nuestra posición geográfica posibilitó vivir las grandes guerras de lejos, sin vernos afectados por lo que ocurría. Solo leímos de los desastres que genera la guerra a través de los diarios, pero aún así, unos locos militares trajeron la guerra al país y en un momento de locura, el pueblo apoyo. 

Hoy en día hemos reemplazo el populismo militar por el populismo miliante. Antes aplaudimos durante semanas a un dictador, hoy muchos (bastante educados) aplauden cualquier palabra de los líderes democráticos, y al igual que en 1982, sin poner reparos, ni analizar lo que dicen.


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